lunes, 12 de enero de 2015

Espionaje y una tarjeta para “don Julio Scherer”

Luis Miguel Carriedo
Acababa de ver como los ojos de María Scherer se iluminaban mientras decía “a mi viejo le va a encantar”. Entonces subí corriendo las escaleras de Petén 94 en la colonia Narvarte -donde se encuentra todavía la redacción de la revista Etcétera- para tomar una tarjeta de presentación con mi nombre y escribir al reverso: “Para don Julio Scherer”. Era noviembre de 2006.
Usé esa a falta de las ad hoc habituales entre políticos, con sus apellidos en letras garigoleadas, la leyenda “con los atentos saludos” y hasta sobrecito para guardarlas. La que yo tenía me identificaba como “reportero” en un lado y el otro, en blanco,  fue el que abrió espacio para escribir una dedicatoria al más destacado periodista mexicano de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI.